¿Desconoces qué hacer con los estudios? ¿No sabes si estudiar bachillerato o un módulo? ¿Te cuestionas qué carrera universitaria elegir? ¿Si estudio tendré trabajo remunerado? Ante estas cuestiones, tranquilízate. Todo estudiante tiene estas dudas que, en buena medida, plantea a sus padres o profesores.

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El escritor ruso Antón Chéjov llegó a decir: “Cuando pienso en mi vocación no temo a la vida”. Además de escritor y dramaturgo, Chéjov fue médico. Sin embargo, su vocación por la literatura ha sido lo que le ha hecho un inmortal de las letras, sobre todo, del relato corto. Aunque estudió medicina, lo que más le placía era escribir. Con esto, entendemos una de las claves primordiales para empezar a recorrer el camino hacia nuestro futuro. Chéjov lo entendió rápidamente, conoció el origen de su pasión por la lectura y la escritura: la tradición literaria que con delicadeza le inculcó su madre desde pequeño. Una vocación compartida que le hizo pensar y tomar las riendas de su vida hasta el final de sus días.

La misma palabra estudio, del latín studium, significa interés y esfuerzo que se dedican para entender y practicar alguna materia o arte. Chéjov dedicó horas no sólo a cultivarse como doctor sino también como escritor. En esa dedicación llegó a poseer una perspectiva abierta del conocimiento, de todos sus campos y saberes que le permitió reconocer sus virtudes y defectos, sus gustos y rechazos. Por eso, hay que guiarse por la intuición de realizar lo que más nos satisfaga y de tener el deseo indiscutible de alcanzar alguna meta. Por eso, haz como Chéjov. Déjate guiar por lo que te gusta y te gustaría realizar. No pienses que los estudios restringen tu vida, al contrario, son señal de libertad, de poder elegir qué rumbo tomar. No creas que por qué hayas elegido un bachillerato de ciencias para llegar a ser un reconocido químico no puedas ser el mejor pintor o el más influyente filósofo. No seas un ignorante iluso; sé, si me permites, un “soñador realista” que valora sus objetivos de acuerdo a su realidad, a su personalidad para poder aspirar a conseguirlos porque una de las consecuencias de ser un ignorante iluso es dejarse engañar por el posible sueldo que podrá ganar en el futuro, creándose falsas posibilidades. Chéjov conoció, escribió y ganó, es decir, en primer lugar Chéjov se dejó seducir por su “amante”, como él decía de la literatura, y luego vivió las mieles de ese enamoramiento o vocación: ganar dinero como buen autor. No temas el fracaso. Chéjov también lo conoció. Una de sus primeras obras teatrales representadas fue una rotunda decepción. Tras enmendar sus errores, él prosiguió en su empeño de tomar los libros como su libertad, como la justificación de su ser. Valóralo. La libertad empieza en ti.

Desde Weduvi apostamos por tu vocación profesional